El paso de Donald Trump por la Casa Blanca, como catalizador de la desigualdad, polaridad y violencia, acentuó el declive del estado de la democracia en EE.UU.
El Índice de Democracia elaborado por The Economist Intelligence Unit (EIU) [1], un grupo de expertos asesores en temas de negocios a nivel global, dependiente del semanario británico de nombre homónimo, rebajó el estado de la democracia en Estados Unidos de “pleno” a “deficiente” en enero de 2017, cuando llegó el republicano Trump a la Casa Blanca.
El presagio de la degradación democrática que se venía anunciando para este país que se ha enorgullecido constantemente no solo de ser democrático, sino también de defender la democracia en todo el mundo, tomó a muchos por sorpresa. Los expertos estadounidenses cuestionaron debidamente las conclusiones del mencionado informe.
Sin embargo, a tenor de los acontecimientos que se han ido sucediendo desde entonces, la precisión del índice EIU sigue siendo palpable en la realidad cotidiana de la política estadounidense, en temas como la extrema polarización política y cultural, la creciente influencia de los grupos armados, el aumento de la violencia policial, el maltrato de inmigrantes indocumentados, incluidos menores, y la marginación de las minorías.
Este registro, finalmente, ha expuesto el deterioro del estado de la democracia en EE.UU., tras analizar 60 indicadores diferentes que, además de las categorías tradicionales, como la propia función del gobierno, también incluye la igualdad de género, las libertades civiles y la cultura política.
A juzgar por el número, la diversidad y la profundidad de estos indicadores es fácil asumir que el resultado de las elecciones presidenciales de EE.UU. tendrá una influencia inmediata en el estado de la democracia estadounidense. De hecho, es probable que el resultado de las votaciones fragmente aún más una sociedad ya dividida y continúe convirtiendo las instituciones estatales del país norteamericano, incluida la Corte Suprema, en un campo de batalla para las alianzas políticas e ideológicas.
Si bien la campaña electoral general de ambos candidatos de los partidos mayoritarios —el republicano presidente de EE.UU., Donald Trump, y el demócrata Joe Biden— ha estado centrada en la “preservación de la democracia estadounidense”, es probable que la actual situación postelectoral se vaya empeorando gradualmente con el paso del tiempo. Es por eso que la élite gobernante de EE.UU., tanto republicana como demócrata, se niege a reconocer los males reales que asolan la cultura política del país durante años.
Por desgracia, cuando la campaña del senador por el estado de Vermont Bernie Sanders a la candidatura presidencial del Partido Demócrata para las elecciones del 2016 insistió en que los ajustes estructurales a gran escala eran necesarios en todos los niveles del gobierno federal fue duramente criticado por el núcleo duro de los demócratas por considerar su discurso como “ilusorio”.
Su atrevimiento por cuestionar las reglas establecidas en el juego político para todos los estamentos del poder de Estados Unidos le costó a Sanders la nominación de su partido que recayó en Hillary Clinton, una de las figuras que mejor retrataba la fiel imagen de una candidata perteneciente a la casta de la más alta esfera de la política de Washington.
Antes de llegar a postularse a la Presidencia estadounidense en 2016, Hillary Diane Rodham Clinton había fungido como primera dama de EE.UU. (1993-2001), senadora por el estado de Nueva York (2001-2009) y secretaria de Estado (2009-2013).
Sanders tenía razón, por supuesto, porque la crisis de la democracia estadounidense no se inició con la elección de Donald Trump en 2016. La llegada al poder del republicano fue simplemente agravó el problema mayor y prolongado que venía de mucho tiempo atrás.
Es poco probable que los problemas estructurales se puedan resolver sin esfuerzo alguno por medio del simple resultado de las elecciones, por lo que continuará degradándose el estado de la democracia en EE.UU., y la brecha de desigualdad es un ejemplo claro de esta realidad.
FUENTE : https://www.hispantv.com/noticias/opinion/482613/trump-democracia-biden-declive-eeuu