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Jallalla Bolivia: Reconstruirla, Pero… Con verdad y Justicia

Bolivia volvió a confiar “sabiamente” al partido del expresidente Evo Morales, que le dice no a la corrupción, al racismo, al robo, al sometimiento a EE.UU.

Tras un año de un gobierno de facto, que surgió tras el proceso golpista que obligó a renunciar al ex presidente Evo Morales, por falsas acusaciones de fraude en las elecciones de octubre del año 2019, tomó posesión este 8 de noviembre del año 2020, como nuevo presidente de la República Plurinacional de Bolivia, el economista Luis Arce Catacora y su vicepresidente David Choquehuanca.

Un nuevo mandatario, que con una amplia mayoría del 55,1 % de los votos, logró alzarse con la victoria en la primera vuelta de las elecciones del pasado 18 de octubre. Esto, a pesar de la fuerte campaña derechista, el apoyo de Washington y la Organización de Estados Americanos (OEA), contribuyentes del golpe de Estado en Bolivia y que sostuvieron un gobierno de facto, que a los pocos meses, comenzó a ser carcomido por la corrupción, acusaciones de narcotráfico y una fuerte represión contra dirigentes, militantes y bases del MAS. Como también un giro exterior hacia la influencia estadounidense, con una política encaminada de desbaratar todos los logros obtenidos por el MAS en 14 años de gobierno.

A pesar de ese esfuerzo por obstaculizar la candidatura del binomio del MAS IPSS, Luis Arce y David Choquehuanca fue un triunfo, como lo sostuve en segundopaso.es “que traerá consigo un tremendo impacto regional e internacional, que da nuevos aires al progresismo en América Latina y que recupera la democracia para Bolivia y su pueblo, que sabiamente vuelve a confiar en aquellos que lo dignificaron, que le dice no al racismo, al robo, al sometimiento a Washington y le dice no a la corrupción. Mientras más postergaba la derecha golpista el convocar a elecciones, con una estrategia política errada del gobierno de facto presidido por Jeanine Añez, más debilitaban sus opciones. Esto, pues ante la política supremacista, racista, de corte fascista, de insulto al pueblo indígena a sus símbolos y cultura. En ese contexto, más y más la sociedad boliviana, los más humildes, tenían más tiempo de comparar lo que había sido un proceso revolucionario, que durante 14 años le cambio la cara y el organismo entero a esta Bolivia”

No hay Paz Sin Justicia

La jornada formal, por la cual Arce Catacora paso a ser el presidente número 67 de Bolivia, se concretó el domingo 8 de noviembre, en los salones de la Asamblea Legislativa Plurinacional en La Paz, capital administrativa del país sudamericano. Allí, se comprometió a rectificar lo que estuvo mal y profundizar lo que estuvo bien, esto, ante la presencia de mandatarios invitados como el presidente argentino Alberto Fernández, Miguel Abdo de Paraguay, el rey Felipe VI de España acompañado del vicepresidente del gobierno Pablo Iglesias. El canciller de Venezuela Jorge Arreaza en representación del presidente Nicolás Maduro, el jefe de la diplomacia iraní, Mohamad Yazad Zarif, como también el canciller chileno Andrés Allamand. Desde Estados Unidos asistió una delegación de tercer nivel presidida por el Subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales Brent McIntosh, entre otras personalidades.

Todos ellos fueron testigos de otra de las promesas de Arce: establecer un sistema de poder con equilibrio, que permita trabajar, no sólo por aminorar las fuertes divisiones del país, tanto sociales y políticas que se acrecentaron frente a la catalización de los movimientos supremacistas santacruceños caracterizados por su profundo racismo, sino que trabajar complementariamente y en forma en forma urgente por la reconstrucción del país. Un trabajo importante, pero, que no debe hacer olvidar tareas también fundamentales, sobre todo en materia de justicia, como es llevar a juicio a la ex presidenta de facto Jeanine Añez, para quien el MAS, como movimiento político, en el seno de la Asamblea Legislativa Plurinacional buscará los votos necesarios, para acusar a la ex mandataria saliente, por “genocidio, asesinato y desaparición forzada de personas”.

El ex presidente Evo Morales no asistió a la ceremonia de toma de posesión, porque la organización del evento, a cargo del gobierno saliente no extendió una invitación. Un Evo Morales que anunció el regreso a Bolivia en una caravana que se inició en Jujuy – Argentina – en la zona de La Quiaca, donde lo despidió el presidente argentino Alberto Fernández junto a una multitud. Tras este acto atravesó la frontera y llegó a la localidad boliviana de Villazón, donde miles de personas lo recibieron estruendosamente. La posta posterior: la región de Chimoré. Un ex primer mandatario, que ya está en su país con toda la incógnita respecto al papel que va a desempeñar y los procesos judiciales iniciadas por el saliente gobierno de facto contra él.

El poder con equilibrio y trabajar por reconstruir Bolivia no se puede hacer sin verdad y justicia. Sin castigo a los culpables de los crímenes en Senkata, donde se asesinó por agentes del estado a 11 civiles y hubo 78 heridos. Como también en Sacaba donde se asesinó a 11 ciudadanos con 120 heridos. Matanzas ejecutadas en noviembre del año 2019, a pocos días de la toma del gobierno por parte del golpismo, sin ninguna baja militar o policial. ¿Los principales responsables? Jeanine Añez y del Ministro de Gobierno Arturo Murillo.

Este último incluso, llegó a afirmar, como solían hacerlos los criminales de las dictaduras militares latinoamericanas “que las personas fallecidas habían sido muertas con escopetas de bajo calibre o sea por sus propios compañeros”. Afirmación desmentida tanto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que calificó de masacres estos asesinatos como por la   Defensoría del Pueblo de Bolivia, institución que en su informe titulado «Crisis de Estado, violación de derechos humanos en Bolivia», afirmó que la acción policial y militar en Secaba y Senkata fueron una masacre y que el gobierno de facto era responsable de crímenes de lesa humanidad.

Arce y la Política Interna y Exterior

La toma de posesión de Luis Arce y David Choquehuanca se dio en el marco temporal del triunfo del candidato demócrata en las elecciones estadounidenses, Joe Biden, que saca de circulación a quien fue uno de los principales enemigos del gobierno masista presidido por el ex presidente Evo Morales, el republicano Donald Trump. ¿Cómo será el rumbo de esta nueva relación entre Bolivia y Estados Unidos? tiene la misma interrogante que con el resto del continente y que involucra a Cuba y Venezuela. Dos países bloqueados y sometidos a una política de máxima presión por Trump. Un derrotado, pero aún en ejercicio mandatario, decidido a doblegar sus gobiernos, para satisfacer a los grupos de presión de inmigrantes radicados hace décadas en Estados unidos y el lobby energético en Washington. Un jefe de la Casa Blanca, que aún pude generar mucho peligro y daño contra esas sociedades.

En La Paz se hizo presente también el canciller de la República Islámica de Irán, Mohamad Yavad Zarif, que alienta el análisis en otra de las vertientes que el nuevo gobierno seguramente trabajará: retomar los vínculos con Teherán, Moscú y Beijing, que seguramente será concretado, como parte de la soberanía política del gobierno de Arce Catacora. Lo que es muy positivo para el cambio en la correlación de fuerzas del mundo, que necesita debilitar a Estados Unidos y sus socios, como el sionismo, por ejemplo, en sus afanes hegemónicos. La necesidad de buscar nuevas alternativas de coordinación regional y multilateral, que excluyan a Washington y a todos sus hijos putativos es una tarea global.

FUENTE : https://www.hispantv.com/noticias/opinion/481541/evo-morales-elecciones-golpe

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